Cuento musical cien por cien. Pero también interdisciplinar. Con música grabada, pero canciones en directo, coreografía, teatro, títeres y sombras chinas. Y con el objetivo de tocar un tema delicado ya la vez difícil de explicar a los más pequeños cómo es el paso inevitable hacia la vejez y la muerte.
La compañía Inspira Teatre, creada por Esther Westermayer, lo ha hecho a partir de un cuento publicado en francés por la editorial Rouergue, en 1993, en soporte de álbum ilustrado, del que es autor Olivier Douzou, tanto del texto como de los dibujos.
Inspira Teatre, que con otro espectáculo anterior, Gong, ya había ampliado su campo con una edición en CD y álbum ilustrado, ofrece también aquí la banda sonora grabada que cuenta, entre los músicos, con dos de los miembros de la compañía Egos Teatre (que recientemente ha repuesto su 'Ruddigore ...' delante por delante del Poliorama, en el Capitol), una compañía también todavía joven como la propia Inspira Teatre.
La relación sutil entre la vejez de Jojó y la vejez humana se hace evidente
El espectáculo El cielo de Jojó se introduce con dos protagonistas, la madre y su hija, que mientras extienden ropa en la azotea acaban hablando de los recuerdos de la abuela muerta y de dónde debe ser después de la muerte. Es así como se entra en el teatro en el teatro con la explicación del cuento de una granja donde una vaca, Jojó, se ha ganado la fama por su sabiduría de tan vieja.
Alternando, pues, la presencia de varios habitantes de la granja reproducidos con títeres (un gato, un ratón, una gallina, un pollo, un cordero, una oveja...) que le piden consejo sobre sus problemas cotidianos, el muelle de el hueso de la trama consiste en mostrar cómo la vaca Jojó va perdiendo, por la vejez, algunas partes de su cuerpo: la mancha del vientre, la cola, los cuernos, las ubres...
Sin que se hable de ello, la relación sutil entre la vejez de Jojó y la vejez humana se hace evidente y la manera de explicar con sensibilidad la pérdida por la muerte es tratada dejando de lado cualquier adoctrinamiento. Claro que el tópico habla del cielo, pero la muerte es imprevisible y saber qué hay después se expresa aquí como una incógnita, sólo posible si se mantiene el recuerdo de quienes no están, como si vivieran dentro de nosotros.
La tesis dramática de fondo tiene una resolución teatral muy adecuada a los primeros espectadores que, en menos de una hora, viven una diversidad de escenas ya sea con los personajes de los títeres o con la conversión de las dos protagonistas en granjeras, cantantes, actrices y bailarinas, sin contar un papel de periodista de televisión u otra hechicera de la magia con el elixir para mantener a la juventud que la vaca Jojó rechaza conformada lúdicamente con su vejez.
Si el álbum original de la obra es un texto poético que se explica con las ilustraciones limpias y de trazos sencillos de Olivier Douzou, esta adaptación teatral mantiene igualmente estas dos virtudes: una puesta en escena limpia y un planteamiento tan sensiblemente sencillo como abierto a la reflexión y la respuesta posterior de los adultos a las preguntas de los pequeños sobre la incógnita del más allá de la vida.
http://www.teatral.net/ca/critiques/2012/11/12/conte_musical_cent_per_cent.html